© Macarena Márquez Jurado
Pintar un retrato en clave fauvista, al estilo de Matisse, es entrar en otra dimensión,
ser libre para retratar a una persona en todos sus planos y universos, sin
ceñirse a la realidad visual y sin que deje por ello de ser dicha persona.
Cómo pintar un retrato en clave fauvista www.macuarela.com Retrato de Dolly Martín White |
Material Utilizado:
· Papel
de grano fino, 300 gr/m2.
· Acuarelas
líquidas
· Témpera
Para comprender los fundamentos de este movimiento, que siempre me ha seducido, os remito al artículo: Fauvismo. Lo FAUVE en Acuarela. Allí están las claves para agrandar nuestra percepción a la hora de ponernos frente a un paisaje o retrato de Matisse, por ejemplo.
Y, si queréis profundizar, os recomiendo el libro editado por Alianza y cuyo autor es John Elderfield:
Pero vayamos a la práctica. En este artículo me quiero detener, no en el movimiento fauvista en sí, sino en expresar de forma descriptiva – con imágenes y palabras - la fuerza que confiere liberarse del dibujo y de todos los cánones aprendidos para adentrarnos en lo que el artista intuye.
Es el pintor el que expresa según
el motivo que ve, lo que ve o a quien ve. Y hay diferentes claves o estilos
para hacerlo. Dichos estilos, los cánones o las claves, son vehículos de
expresión. Mientras mejor los conozcamos y los apliquemos, más cerca estaremos
de aportar algo. Hay veces en que es mejor no expresar. Cuando la realidad nos
supera, si la reflejamos de forma deficiente o sin hacer aportación alguna, resulta
mejor seguir aprendiendo antes de conformarnos y colgar nuestra obra en el
salón de nuestra casa. Claro que lo podemos hacer, pero eso no es arte. A veces
es mejor una pared vacía.
Hay personas que expresan mucho sin herramientas ni horas de estudio, o académicas. Por otro lado, hay quienes ejecutan con gran virtuosismo, que tienen todas las herramientas y conocimientos, pero que no expresan nada. Con todo, ni lo uno ni lo otro es lo común, estos ejemplos marcarían los dos extremos. Los conocimientos nos ayudan a no estancarnos.
En cuanto a los estilos, unos se adaptarán mejor
que otros a nuestra forma de conocimiento del mundo, aunque no son excluyentes.
El artista puede expresar a través de vehículos o estilos diferentes y no
siempre tiene que utilizar la misma línea en la práctica.
Con esta liberación de todo el aprendizaje académico que propongo en este artículo, no quiero decir que no sea necesario saber dibujar o pintar. No es eso. Hay personas que piensan que pueden pintar maravillosamente sin saber. Y eso solo sucede cuando el genio supera a todo lo aprendido y solucionado a lo largo de la Historia del Arte por los pintores y artistas.
Paolo Uccello, pintor florentino y uno de los artífices del invento de la perspectiva, no dormía estudiando la forma de colocar las lanzas de sus cuadros en el suelo de forma que parecieran oblicuas al espectador.
La batalla de San Romano, por Paolo Uccello Este es un archivo de Wikimedia Commons, un depósito de contenido libre hospedado por la Fundación Wikimedia. Galería Uffizi - Florencia |
Oblicuas: esa dificultad superada por los artistas del Renacimiento. Ahora nos parece muy fácil traspasar a las dos dimensiones de nuestro papel la tercera dimensión, el profundo, en el Quattrocento no. El hombre medieval aun no sabía pintar con perspectiva. Dicho invento, comprender cómo se podía plasmar el volumen de un ser humano en un soporte plano, fue la gran revolución y uno de los grandes aportes de los artistas del Renacimiento a la Historia de la Pintura.
También fue precisamente esta contribución la que nos llevó a querer plasmar la realidad cada vez de una forma más fidedigna, más real, hasta llegar a lo fotográfico. En ese bagaje, los artistas perdieron muchas veces fuerza, el estro artístico, la esencia. Esto no siempre reside en la realidad y su fidedigna plasmación, sino en una meta realidad que no todos pueden aislar o percibir, y mucho menos plasmar. Del mismo modo, no todo el mundo es capaz de aislar un elemento en una probeta, o de obtener el pigmento de la falla de la mina.
Dicen que solo el arquitecto que sabe y conoce
puede derribar el edificio. Lo hemos podido ver en algunos casos en que un
rascacielos ha ardido y ha sido el arquitecto quien ha tenido que dar las
pautas para acabar de derribarlo. Es una metáfora. Después, han podido pasar
varias cosas, o que se construya un nuevo edificio o que no se construya nada.
Pero si se construye de nuevo, esta nueva construcción puede ser diferente. Y
el espacio sigue siendo el mismo.
Lo mismo puede suceder en pintura. Se puede
retratar a una persona con realismo, con hiperrealismo, con pintura, escultura,
arquitectura o con una cámara de fotos. Pero también se puede intentar captar a
esa persona derribando todas las pautas aprendidas, como el arquitecto del que
hablaba, para reflejar una meta realidad, que solo es alcanzable a partir de
estilos que no abordan al retratado con las claves clásicas. El fauvismo es uno
de los estilos artísticos que considero más libres para el retrato. Hablo de
ese retrato que no pierde la base del retratado, algún punto de parecido con la
realidad, de una meta realidad que aun conecta con lo descriptivo. Por supuesto
que existen otras formas, otros caminos, estilos artísticos. Pero en este
artículo he querido hablar de éste.
Desde esta libertad de ejecución, he pintado
este retrato, que en realidad es un metaretrato fauvista.
He utilizado tres de las muchas claves de este
tipo de pintura. Son las siguientes. Te animo a seguirlas, que emprendas un
retrato con estas pautas, libre, y que compruebes el resultado:
1.- Hay que Liberarse de todo lo aprendido.
Aunque digo liberarse, no quiero decir no conocer o no haber aprendido. Para
pintar bien es necesario saber. En ocasiones es necesario saber y olvidar,
aunque sea momentáneamente. Para deconstruir es necesario saber construir. Para
derribar su edificio el arquitecto ha sabido levantarlo previamente. Tanto si
sabes mucho como si sabes poco, haz la prueba. Libérate de ello y ponte frente
a la persona que quieres retratar, frente a ella o frente a una foto. No para
copiarla. Es algo más profundo. Inténtalo hasta conseguirlo. La persona ¿es
rubia y de grandes ojos azules con pestañas larguísimas y mirada profunda?
Olvida todo y quédate con la mirada profunda. A ver cómo se pinta eso.
Retrato Fauve con Acuarela: Hexágono inferior
izquierdo. El ojo no es un ojo, la nariz no es una nariz, la frente no es una
frente, la ceja no es una ceja. Pero lo son.
2.- Es el color el que dibuja y no la línea.
Piensa en ello antes de abordar tu retrato. El valor es el color. Y son colores
planos. A través de las masas planas de color se puede obtener volumen. Rosas. Verdes. Haz la
prueba.
3.- No hay más lejos o más
cerca, no hay perspectiva atmosférica, aquella que aprendimos por la cual, dicho
de una forma simplista, mientras más lejos está un cuerpo hay que pintarlo más
claro. La única profundidad en este tipo de pintura es el color.
La luz no proyecta sombras. No hay degradación tonal producida por el grado de
humedad o la temperatura. No hay distancias.
Te animo a
que pruebes. Pinta un retrato con estas tres claves. No busques parecido con la
realidad, el parecido que se encuentra es de otro tipo. Investiga. Experimenta.
Da un salto y comprueba tú mismo lo que hay.
Nota 1: Para comprender la pasión por la perspectiva generada en los pintores del Quattrocento, recomiendo:
El libro inigualable de Paolo Uccelo de Borsi. En él se puede aprender todo sobre el increíble invento de la perspectiva en pintura. El precioso relato de Marcel Schwob: Paolo Uccello: Pintor.
Macarena Márquez Jurado Wikipedia
Libros de la autora:
Treinta y siete minutos en el atasco - Novela
Bárbara de Braganza - Biografía Histórica