Índice Internacional de los Colores.
Nombre
y número IC: PB35
Descripción
Química: Óxido Tinte de Cobalto
© Macarena Márquez Jurado
Azul cerúleo, de una forma
reduccionista y descriptiva, es un azul celeste, brillante y opaco, que vibra
hacia tonalidades algo verdosas. En su versión oscura es un azul muy profundo,
pero en la clara, que es la más conocida, es el azul de un cielo de verano. O,
más bien, es el azul del cielo en verano dependiendo en qué latitudes nos
encontremos y con qué grado de humedad atmosférica. Describir los colores no es
tarea fácil. En la actualidad se pueden encontrar otros colores muy parecidos
al cerúleo, si se quiere ganar en transparencia. Éste puede resultar opaco en
las ocasiones en que necesitamos limpieza. Estoy hablando del Azul de
Manganeso, que es muy similar al cerúleo, pero menos opaco. El cerúleo, a mí me
gusta mucho para cielos y aguas, también para composiciones en gama de grises,
por ejemplo, cuando pinto temas urbanos. El resultado de mezclar bermellón y
azul cerúleo, es ciudad.
Azul cerúleo, de una forma reduccionista y descriptiva, es un azul celeste, brillante y opaco, que vibra hacia tonalidades algo verdosas. En su versión oscura es un azul muy profundo, pero en la clara, que es la más conocida, es el azul de un cielo de verano. O, más bien, es el azul del cielo en verano dependiendo en qué latitudes nos encontremos y con qué grado de humedad atmosférica. Describir los colores no es tarea fácil. En la actualidad se pueden encontrar otros colores muy parecidos al cerúleo, si se quiere ganar en transparencia. Éste puede resultar opaco en las ocasiones en que necesitamos limpieza. Estoy hablando del Azul de Manganeso, que es muy similar al cerúleo, pero menos opaco. El cerúleo, a mí me gusta mucho para cielos y aguas, también para composiciones en gama de grises, por ejemplo, cuando pinto temas urbanos. El resultado de mezclar bermellón y azul cerúleo, es ciudad.
Cerúleo es un matiz
del azul, el color de aguas y cielos. Mezclado con bermellón, el azul cerúleo
es ciudad, arte urbano.
Macarena Márquez
El adjetivo cerúleo viene del latín: caeruleus, y a su
vez de caelum, cielo. La Real Academia de la Lengua Española,
lo define como un color semejante al del cielo despejado o el de la
alta mar.
El color es un derivado del cobalto que se conoce desde 1805 y que
se obtuvo al calentar cobalto con dióxido de estaño. Pero no se comercializó
hasta 1870. Lo hizo la empresa Rowney & Co. Esta empresa había nacido un
siglo antes. Se trataba de una droguería creada por Thomas y Richard Rowney en
Londres. En la tienda se vendían polvos y otras pócimas para las pelucas. Al
decaer la moda, transformaron el negocio y lo centraron en la producción de
colores para Bellas Artes. En las últimas décadas del siglo XVIII Rowney &
Co ya abastecía a artistas famosos como Turner. Se especializaron en el arte
de la litografía, y en la producción de acuarelas y óleos. Nombro el arte de la
litografía porque los artistas que desarrollaban esta técnica avanzaban en la
técnica de las transparencias, y las capas. Y la transparencia es la base de la
acuarela, que es de lo que trata este blog. Pero la Historia del Arte es un
todo en que el que teoría, arte, artistas, técnicas y materiales navegan juntos
a lo largo del tiempo. Ya en el siglo XX tenían varias fábricas en Londres,
desde donde se expansionaron.
Para comprender la importancia de esta casa, hay que recordar que
fueron los primeros fabricantes europeos de colores acrílicos para artistas,
hoy indispensables en nuestras paletas y que, a mediados del siglo XX, en los
años sesenta, pusieron las bases matéricas del Pop Art.
De este color Azul Cerúleo, o Celina, dice el Diccionario
Enciclopédico Hispanoamericano en su tomo segundo que se preparaba en
Inglaterra desde hacía algunos años. Para que nos hagamos una idea,
la magna enciclopedia de la Editorial Montaner y Simon es de 1887. En ese año
ya le da a este azul una entrada. Y también se le asigna la propiedad de no
parecer violeta cuando se expone a la luz artificial, hecho que sucedía con los
azules.
En Inglaterra este color era denominado Azul Cerúleo, y en Francia
Azul Celeste, y es parecido al tipo de azul denominado durante el Imperio
Romano: Azul egipcio. Desde que nació tuvo éxito. Muchos pintores como Monet se
hicieron adictos al nuevo matiz. No hay más que observar: La Gare
Saint-Lazare de 1877 para comprobar que Monet introduce el cobalto y
el cerúleo. Hasta llegar a los impresionistas, la paleta de colores utilizada
por los artistas era muy corta.
La Gare Saint-Lazare. Claude Monet.1877. Museo d`Orsay, París. |
Pero también lo utilizan algunos de los pintores del movimiento
Nabi, nacido en París a fines de este mismo siglo XIX. Liderados por Serusier,
podemos encontrar este color en su obra y en la de los pintores del movimiento
pictórico, tales como Vuillard, Maurice Denis y, sobre todo, Pierre Bonnard. No
es extraño. El grupo estaba especialmente involucrado en el desarrollo y
aplicación del color como base de toda la obra artística.
En esta obra de Pierre Bonnard, que se encuentra en el MuMa Le
Havre, en concreto, se aprecia, además del azul cobalto, el cerúleo, más
verdoso. El tono es el Azul. Cuando lo calificamos como cobalto, cerúleo,
Prusia o ultramar, solo hacemos alusión a matices. El cerúleo es más verdoso
que el cobalto, pero es azul, y un matiz.
Pierre Bonnard - Interior at the Balcony - 1919 - Oil on canvas. 52x77 cm.
© MuMa Le Havre / David Fogel |
Bonnard utilizaba una paleta de muy pocos colores, entre ellos: el
violeta de cobalto, el bermellón, el amarillo de cadmio limón, el ocre amarillo, azul cobalto y, más que este último, el azul cerúleo. El cerúleo lo
solía mezclar con el violeta de cobalto para dar frialdad, y, por consiguiente,
alejamiento.
He seleccionado a Bonnard porque era un experto litógrafo, y la
litografía y la acuarela están relacionadas. La cromolitografía trabajaba con
menos de diez colores superpuestos, y tenía en cuenta la transparencia.
En sus orígenes se utilizaban varias piedras litográficas, dependiendo
del número de colores. Normalmente se hacía un impresión en negro, y después se
iban superponiendo los colores. Era costoso en lo que a laboriosidad se refiere,
pero, gracias a la técnica, artistas como Toulousse Lautrec, o posteriormente
Picasso, pudieron imprimir muchas copias de algunos de sus diseños o
creatividades. No hay que olvidar los carteles de Moulin Rouge de
Toulousse Lautrec. Era algo normal desde que la técnica se inventó y
desarrolló. Y estaba en la base del cambio en la forma de empastar de algunos
pintores del siglo XX. De hecho, Bonnard y los pintores nabis ya trabajaban el
óleo como se trabaja la acuarela, con transparencias, aprovechando el blanco
del lienzo, y no empastando todo. Sólo hay que ver alguno de sus cuadros, como
El Talismán.
También estaba el azul cerúleo en la paleta de Paul Signac, el
famoso neoimpresionista y divisionista francés. En cuanto a Picasso, heredero,
sintetizador de todos estos movimientos, y creador del arte más revolucionario
del siglo XX, tenía el cerúleo en sus listas de pedidos. En realidad, el azul
cerúleo, si no hubiera estado inventado con anterioridad a estos pintores, y
sus estancias en la Costa Azul, que por algo se llama Azul, lo hubieran tenido
que inventar en ese momento.
Ya en el siglo XX, en la cinematografía, el Azul Cerúleo saltó a la fama por una escena inmortalizada por Meryl Streep en la película El Demonio viste de Prada. En dicha escena, de la cual se ha hablado hasta la saciedad, Miranda Priestley, la editora jefe de la revista Runway reprende a su asistente, que, vestida con un jersey azul cerúleo, desconoce el color que lleva encima a pesar de sentirse muy versada e intelectual.
-Pero lo que no sabes es que ese jersey no es azul, no es
turquesa ni es marino, en realidad es cerúleo -dice.
El conocimiento del mundo del color nos abre la panorámica a la
hora de ver, y, por tanto, de vivir. De los colores se puede hablar. Muchas
veces he dicho en los ratos de clases que es un gran ejercicio pintar como si
uno fuera ciego. Se colocan las pastillas en un orden y se cierran los ojos, al
saber el orden, dónde está cada tono y matiz, la mano va sola. Pensaremos
nuestros colores. Están en nuestro cerebro. Y también, a veces, es bueno cerrar
los ojos e imaginar los colores, solo imaginarlos, describirlos después. Si tenemos
los registros en nuestro cerebro, los veremos aun con los ojos cerrados. No le
damos a la vista la importancia que tiene. Con toda la información existente,
tendríamos que saber denominar los matices, al menos las personas dedicadas al
mundo del cine, de la moda, la decoración o el diseño. A excepción de las
personas que desgraciadamente no pueden ver, que pueden tener educado su
cerebro en este sentido -y a veces lo tienen más educado que los que ven-, es
una maravilla entrar en el mundo del matiz, que hoy dedico al Cerúleo.
Macarena Márquez Jurado Wikipedia
Libros de la autora:
Treinta y siete minutos en el atasco - Novela
Bárbara de Braganza - Biografía Histórica