NARANJA DE CADMIO
© Macarena Márquez Jurado – www.macuarela.com
Índice
Internacional de los Colores.
Nombre y número IC: PO20
Descripción Química: Selenosulfuro de Cadmio
En este artículo se explica todo sobre el color Naranja de Cadmio: Su evolución a lo largo de la Historia del Arte. Su uso en Acuarela con ejemplos prácticos.
A soles naranjas, cielos azules. Y si no, que
se lo digan a Monet. Macarena Márquez.
Según la Real Academia de la
Lengua, el adjetivo naranja se dice de un color semejante al de la naranja
madura, y que ocupa el segundo lugar en el espectro luminoso. Según la longitud
de onda, ese segundo lugar va después del rojo y antes del amarillo. Fue Sir
Isaac Newton en su tratado: Óptica o tratado de las reflexiones, refracciones,
inflexiones y colores de la luz, quien dividió el espectro en colores, siete
exactamente. Pero hablemos de su historia.
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Naranja de Cadmio. Macarena Márquez Jurado.
La línea 1, 2 y 3 son acuarelas de tubo y pastilla. Las líneas 4 y 5 son
naranjas de acuarela líquida. En los orígenes había un mineral que se llamaba rejalgar. Se trataba de un sulfuro de arsénico de color anaranjado, un mineral tóxico hasta el punto de que hoy en día se utiliza para pesticidas. Históricamente es el que utilizaban los egipcios para el arte funerario. Con él decoraban tumbas y sarcófagos. También lo utilizaban para pintar palacios, casas y parte de la estatuaría. Además, este mineral está en el origen de pigmentación de determinados cosméticos como el colorete egipcio. También en el maquillaje, que era usado tanto por mujeres como por hombres. Los hombres se acicalaban con tonos más rojizos, y las mujeres con otros tonos que tendían más al ocre. El polvo de rejalgar es amarillo anaranjado y mezclado con grasas era utilizado como afeite. No sólo como colorete, también como maquillaje. Con él cubrían imperfecciones dando tono a la piel. El rejalgar fue utilizado
junto a otro mineral del que ya hablamos en el artículo dedicado al amarillo de cadmio: el oropimente. También es un amarillo anaranjado, o más bien dorado. De
él nos habla en el siglo XV Cennino Cennini en su Libro del Arte: Y por su
color es el más lindo amarillo parecido al oro que cualquier oro. Y añade sobre
su toxicidad: Guárdate de ensuciarte con él la boca, así no recibirá daño tu
persona. El oropimente, al ser expuesto al fuego, alcanzaba cotas de naranja muy vivo. Fue mineral muy cotizado durante el Imperio Romano. En la Edad Media se utilizó para los códices miniados, que eran manuscritos ilustrados elaborados por monjes virtuosos de la técnica, muy versados artísticamente. Los copistas se encargaban del texto, y los ilustradores de las letras capitales e ilustraciones. Son famosos los del conocido Beato de El Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria, España). El Beato hizo el Comentario al Apocalipsis de San Juan, iluminando con ilustraciones imaginarias y fantásticas el llamado ciclo de Beatos, obra cumbre de la iconografía de la Edad Media que tuvo un éxito sin precedentes en los siglos posteriores y del que no se conserva el original, pero sí múltiples copias de las que han sobrevivido treinta y cinco, realizadas entre los siglos IX al XIII. La presente ilustración pertenece al Códice Vitr/14/2 perteneciente al rey Fernando I y doña Sancha. Los colores son cálidos, y predomina el naranja y tonos rojizos, siguiendo los consejos de San Isidoro de Sevilla. |
Estos tonos de los que voy
hablando a lo largo del artículo, desde Egipto hasta la Edad Media, se llamaban
amarillos ocre, o amarillos rojizos, pero no naranja. Como mucho se hablaba,
citando nueva y literalmente a Cennini en el siglo XV, de “cierto amarillo que
se llama azafrán”. Sobre él dice: “Es amarillo cierto color que se obtiene de
una especia que se llama azafrán. Conviene que lo pongas en un trozo de tela,
sobre una piedra o ladrillo caliente. Luego toma media copa, o vaso, de lejía
bien fuerte. Métele dicho azafrán y muélelo sobre la piedra” Este color es un
amarillo anaranjado, que podemos ver actualmente. Se sigue utilizando como
especia para múltiples platos. Fue en el siglo posterior cuando al color se le
puso el nombre de la fruta del naranjo. No antes.
En 1809, por primera vez se
fabricó el primer naranja sintético: el cromo anaranjado. El químico francés
Vauguelin lo produjo a partir de unas muestras del mineral llamado crocoíta, de
color naranja rojizo. Este amarillo de cromo es menos anaranjado que el naranja
actual. Lo podemos ver en la famosa obra Los Girasoles de Van Gogh.
Jarrón con catorce
girasoles. Vincent Van Gogh. Oleo sobre lienzo. 1889. Museo de Arte Sompo.
Japan. Tokio. Vincent Van Gogh, Public domain, via Wikimedia Commons
Van Gogh utilizaba este
amarillo anaranjado porque era más económico que el de cadmio. Todos conocemos,
por la correspondencia que mantuvo con su querido hermano: Cartas a Theo,
Vicent Van Gogh, que era capaz de cambiar colores con tal de continuar con la
fiebre pictórica y su arte. En algunas cartas hace pedidos a Theo que incluyen
hasta tres tipos de cromo: amarillo, anaranjado y limón. Con el inconveniente de que este tipo de amarillo
no poseía gran resistencia a la exposición a la luz. Por eso, cada vez más, en
las salas en donde se encuentra la obra de Van Gogh, la iluminación es leve. No
era sólo su problema. La fabricación de colores en tubos estaba en sus
comienzos, era algo casi artesanal. La estabilidad y permanencia de los colores
se encontraba en sus orígenes. A eso se unía que, en el caso de Van Gogh,
utilizaba los anaranjados de cromo de forma exhaustiva. En cualquier caso, el
color original de Los Girasoles no es tan naranja como hoy parece. Los rayos
ultravioletas han hecho estragos. Y, aunque sus pinturas siguen estando
repletas de belleza, no todos los colores que hoy vemos son exactamente los que
él plasmó.
Vincent fue un virtuoso del
color naranja. Supo utilizarlo en sí mismo y también yuxtaponiéndolo a su color
complementario: el azul. La complementariedad de los colores es algo que
podemos estudiar y aprender en múltiples libros, también abundan excelentes
artículos en la red global, por lo que no me alargaré. Tan sólo me gustaría
incidir en algún punto sobre ello, que espero que sirva para una mejor
comprensión de lo que significa en la práctica.
Los tres colores primarios
son: Azul, Rojo y Amarillo.
Los tres complementarios de
estos colores son: Naranja, Verde y Violeta
¿Por qué?
Pongo como ejemplo el color
Naranja, que es el color de referencia de este artículo. El color Naranja es un
color secundario que está formado por Rojo y Amarillo. Para no aprender las
cosas de memoria, siempre tendremos que preguntarnos lo siguiente: ¿Cuál de los
tres colores primarios falta en su composición?
En este caso la respuesta es
el azul.
Por eso el naranja siempre
busca al azul, y el azul al naranja.
Esto lo sabía muy bien Van
Gogh, que pinta objetos, paisajes, flores, figuras y frutas anaranjadas,
yuxtaponiendo azules. De ese modo a nosotros, espectadores, un cuadro de
colores azules y naranjas, aparentemente sin ninguna intención más que la
artística por parte del gran genio de la Historia del Arte, lo percibiremos
como un todo perfecto y global. Azules complementan al naranja, porque le
faltan en su composición. Y por eso el naranja busca al azul y es su complementario.
Pero no sólo lo sabían los
pintores impresionistas y postimpresionistas. También es un recurso muy
utilizado en publicidad, para atraer al ojo. Buen ejemplo de utilizar este
binomio de colores complementarios: Naranja-Azul, es el maravilloso anuncio del
perfume: Terre de Hermes. También lo utiliza Alain Afflelou en su campaña
veraniega de gafas Tchin Tchin. La lista es larga, por lo que os sugiero
observar las campañas de publicidad desde la perspectiva de los colores.
Algunos anuncios son verdaderas obras de arte. En el caso de la campaña de
Afflelou, se han complementado los naranjas con azules cerúleos. Quizá por eso
del verano. El naranja es la vitalidad, el calor, es la suma del color del
fuego y del sol. En cuanto al azul representa la serenidad, la templanza, un
refrigerio. También por eso son colores que se buscan y se quieren.
Volviendo a la perspectiva
del color en sí, sin su complementario, Kandinsky dirá del naranja en su libro:
De lo espiritual en el Arte, aparecido en 1911 y que es referencia para todos
los estudiosos del mundo del color: El
naranja tiene una sensación grave, radiante, que emite salud y vida. Su sonido
es similar al de una campana llamando al Ángelus, un barítono o una viola.
En cuanto al uso del naranja
en acuarela, diré varias cosas.
Para oscurecerlo,
utilizaremos su complementario. En este caso, no es como el amarillo, tan
difícil de oscurecer sin estropearlo. Para apagar el naranja utilizaremos azul
y seguirá siendo un color limpio. No dejará de ser naranja. También se puede
utilizar el Siena Tostada. En este caso oscureceremos dando viveza.
Si queremos un color urbano
para edificios, calles, muros, tapias y cielos muy personales, utilizaremos
naranja transparente y lavanda. Es un gris muy especial, cálido, y uno más
entre los grises. A la mezcla podemos añadir un poco de blanco. El tono
grisáceo es parecido a esos previos a las luces de tormenta cuando se está
haciendo de noche, dependiendo -claro-, de la transparencia que queramos darle,
mayor o menor.
Si lo que queremos son verdes
especiales, os dejo una muestra de verde a partir de mezclar naranja con verde
esmeralda.
Si pintamos naranjas, las
frutas, os recomiendo hacer como hacían los impresionistas, pintar las sombras
proyectadas en azul, que es su complementario. No fallaréis.
En cuanto a soles naranjas,
cielos azules. Y si no, que se lo digan a Monet.
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Impresión, Sol Naciente. Jean Claude Monet. 1872. Musée Marmottan, París. |
macuarela20@gmail.com
Macarena Márquez Jurado Wikipedia
Libros de la autora:
Treinta y siete minutos en el atasco - Novela
Bárbara de Braganza - Biografía Histórica